Por Jaime Restrepo V.
Atrabilioso, opinión y análisis
¿Será que Mauricio Funes, candidato del FMLN, tiene el don de predecir el futuro? Aunque no sea así, parece que él lo cree. No de otra manera se pueden interpretar sus declaraciones en las que manifiesta su preocupación por una hipotética oposición de derecha.
Funes señaló que el partido ARENA, al ser oposición, “se las va a querer desquitar en la Asamblea, nos va a querer interrumpir, bloquear cuanta iniciativa impulsemos”.
La anticipación de Funes, más allá de su optimismo frente al triunfo electoral, se centra en la oposición que tendría que enfrentar si fuera el Presidente de El Salvador, lo que a su juicio complicaría la discusión de temas de interés nacional.
Ante los síntomas de desgaste que muestra la campaña del FMLN en las encuestas y a las divergencias internas producto de las vanidades y de la ambición de poder, Funes recurre a un lugar común en las campañas que se desploman: el discurso triunfalista que pretende llevar el mensaje de que todo va bien y que la baja en las encuestas no es una tendencia sino una situación coyuntural.
Lo mismo hizo Hillary Clinton en Estados Unidos, cuando la precandidata demócrata y sus asesores se enfrentaron a la realidad de que la senadora no era imbatible y que su candidatura estaba en peligro. Ante los primeros síntomas Clinton arreció su discurso, se declaró ganadora y de manera soberbia sostuvo hasta último momento las divergencias con su oponente Barack Obama.
Pero el asunto va más allá: la predicción de Funes sobre el comportamiento de la bancada arenera tiene el propósito de presionar a los salvadoreños para que voten por los candidatos de izquierda a la Asamblea, pues si la bancada de derecha conserva su poder, se presentaría una confrontación que paralizará al país.
Lo anterior es otra vieja estrategia política que amenaza a los ciudadanos con vaticinios alarmantes para que, aterrorizados, unifiquen sus votos y favorezcan a una sola corriente política.
No obstante, desde la perspectiva de Funes, puede ser comprensible la predicción. Recordando un viejo adagio, el ladrón juzga por su condición y El Salvador ha visto el obstruccionismo de la oposición de izquierda frente a las iniciativas de los diferentes mandatarios areneros. Lo que Funes está señalando es que teme una revancha de la derecha que por cerca de 20 años ha padecido el ejercicio de una oposición inmadura cuya consigna parece ser “a todo decimos no”.
Esto significa que el FMLN teme que ARENA le pase factura por el obstruccionismo que ha llevado a cabo desde la Asamblea Legislativa salvadoreña.
Sin embargo, el FMLN sigue viendo legítima su oposición y asegura que la resistencia a apoyar iniciativas provenientes del Ejecutivo se ha debido a políticas que van contra la población. No obstante, cuando la actual oposición predice lo que le ocurriría de ser el oficialismo, entonces si entra a descalificar y a señalar como obstruccionista a la bancada arenera... esto, ni más ni menos, es la aceptación del FMLN de ser una oposición inmadura que recurre desesperada a los vaticinios de un destino oscuro para El Salvador.
Atrabilioso, opinión y análisis
¿Será que Mauricio Funes, candidato del FMLN, tiene el don de predecir el futuro? Aunque no sea así, parece que él lo cree. No de otra manera se pueden interpretar sus declaraciones en las que manifiesta su preocupación por una hipotética oposición de derecha.
Funes señaló que el partido ARENA, al ser oposición, “se las va a querer desquitar en la Asamblea, nos va a querer interrumpir, bloquear cuanta iniciativa impulsemos”.
La anticipación de Funes, más allá de su optimismo frente al triunfo electoral, se centra en la oposición que tendría que enfrentar si fuera el Presidente de El Salvador, lo que a su juicio complicaría la discusión de temas de interés nacional.
Ante los síntomas de desgaste que muestra la campaña del FMLN en las encuestas y a las divergencias internas producto de las vanidades y de la ambición de poder, Funes recurre a un lugar común en las campañas que se desploman: el discurso triunfalista que pretende llevar el mensaje de que todo va bien y que la baja en las encuestas no es una tendencia sino una situación coyuntural.
Lo mismo hizo Hillary Clinton en Estados Unidos, cuando la precandidata demócrata y sus asesores se enfrentaron a la realidad de que la senadora no era imbatible y que su candidatura estaba en peligro. Ante los primeros síntomas Clinton arreció su discurso, se declaró ganadora y de manera soberbia sostuvo hasta último momento las divergencias con su oponente Barack Obama.
Pero el asunto va más allá: la predicción de Funes sobre el comportamiento de la bancada arenera tiene el propósito de presionar a los salvadoreños para que voten por los candidatos de izquierda a la Asamblea, pues si la bancada de derecha conserva su poder, se presentaría una confrontación que paralizará al país.
Lo anterior es otra vieja estrategia política que amenaza a los ciudadanos con vaticinios alarmantes para que, aterrorizados, unifiquen sus votos y favorezcan a una sola corriente política.
No obstante, desde la perspectiva de Funes, puede ser comprensible la predicción. Recordando un viejo adagio, el ladrón juzga por su condición y El Salvador ha visto el obstruccionismo de la oposición de izquierda frente a las iniciativas de los diferentes mandatarios areneros. Lo que Funes está señalando es que teme una revancha de la derecha que por cerca de 20 años ha padecido el ejercicio de una oposición inmadura cuya consigna parece ser “a todo decimos no”.
Esto significa que el FMLN teme que ARENA le pase factura por el obstruccionismo que ha llevado a cabo desde la Asamblea Legislativa salvadoreña.
Sin embargo, el FMLN sigue viendo legítima su oposición y asegura que la resistencia a apoyar iniciativas provenientes del Ejecutivo se ha debido a políticas que van contra la población. No obstante, cuando la actual oposición predice lo que le ocurriría de ser el oficialismo, entonces si entra a descalificar y a señalar como obstruccionista a la bancada arenera... esto, ni más ni menos, es la aceptación del FMLN de ser una oposición inmadura que recurre desesperada a los vaticinios de un destino oscuro para El Salvador.
En el fondo, Mauricio Funes y el FMLN solo están tejiendo hipótesis fatalistas sin ningún respaldo en la realidad. Eso es grave: que una campaña dedique su tiempo a las predicciones para descalificar a sus contradictores es síntoma de ausencia de ideas y de propuestas que conquisten al electorado. Al final, ante la carencia de iniciativas viables en un proyecto político, siempre se recurre al alarmismo para conseguir votos amedrentados que sustituyan aquellos que se logran con propuestas serias que beneficien al país.
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